Las amenazas permanentes de nacionalización de empresas, los controles de cambio y la incertidumbre sobre la propiedad privada están generando consecuencias que ya comienzan a sentirse. Para el economista y profesor del Instituto de Estudios Superiores de Administración (Iesa), Pedro Palma, el Gobierno está labrando un camino directo a la desinversión en Venezuela.
El resultado: unos dejaron de producir y bajaron las santamarías para comenzar a importar. Otros, sencillamente, salieron del negocio sin ganas de volver. Con los hechos sobre la mesa, las posibilidades de que Venezuela pueda diversificar su economía, dice Palma, cada vez están más lejos.
-¿Quién puede invertir con tantos riesgos permanentes y tantos controles?
Nadie". No obstante, el economista advierte que nada es para siempre.
-¿Existen reglas claras para la inversión en Venezuela?
No. Eso lleva a que los productores fijensusprecios,porejemplo,basados en los costos esperados de reposición.Auncuandoesténproduciendo con materias primas compradas a 2,15 bolívares el dólar, no pueden establecer el precio de sus productos sobre ese costo porque no saben cuándo van a reponer la materia prima y si van a poder hacerlo a 2,15 dólares de nuevo.
-¿Esto no refuerza el argumento del Gobierno de que los privados están especulando? No, en absoluto. Para establecer el precio, los empresarios determinan cuál es el costo en el que incurren con un margen de beneficio normal. Ese es el precio al que venden. Pero si cuando tienen que reponer la materia prima la compran tres veces más cara y no a 2,15 dólares, ¿con qué bolívares van a pagar? Tienen que asegurarse que fijaron sus precios hoy sobre la base de ganar una cantidad suficiente para poder adquirir la materia prima que ya no compran a 2,15 dólares. Eso no es especulación, sino saber gerenciar el negocio para no incurrir en pérdidas.
-¿Se puede decir que el Estado y los privados están en sintonías diferentes?
Obviamente. Tenemos un Estado que considera que gobernar es controlar y restringir, cuando lo normal es que establezca normas razonables. No puede caer en establecer restricciones y controles que obliguen a los empresarios a trabajar a pérdida.
No puede ser que si un productor no pone a producir su planta se la confisque. El Estado no puede decir al privado cuántas toneladas debe producir o a dónde debe enviar sus camiones. Sin embargo, esa es la forma como quiere manejar esto, creando condiciones para obligar a los empresarios a dejar de producir.
-Entre los empresarios y los lineamientos del Estado ¿qué le queda al aparato productivo?
Si atentas contra el aparato productivo persistentemente, si intentas sustituirlo por otro que ha fracasado en todas partes, lo que estás es limitando la capacidad de oferta interna e incrementando tu dependencia externa.
Ahí volvemos a caer en la gran desgracia de la dependencia absoluta del negocio petrolero. Hay años de buenos precios donde puedes importar lo que tú quieras, pero ¿por cuánto tiempo vamos a disponer de fondos para seguir importando? El Gobierno debe pensar si quiere una economía que dependa del suministro externo y que nos exponga a la total incertidumbre, o si quiere desarrollar un aparato productivo sólido, consolidado, que genere bienes, servicios y fuentes de empleo. Si quieres lo segundo, estoy convencido de que el Gobierno no lo puede hacer. El Estado no es buen gerente.
-El Gobierno argumenta sobre el comercio socialista que lo aplica en beneficio del pueblo y lo demuestra con cifras, lo cual es su especialidad. ¿Están ustedes equivocados al pensar que las políticas económicas han fracasado?
Las cifras están por verse. El Ministerio de Agricultura y Tierras puede decir que la producción crece 30% y 40% todos los años, pero cada vez tienen que importar más.
Entonces, ¿dónde está la producción interna? El asunto es que eso se traduzca en mayor oferta local y en menor dependencia de las importaciones como ha pasado hasta ahora.
-¿El socialismo es inviable bajo los parámetros que tenemos?
Los modelos socialistas que han tenido éxito son los intermedios, aquellos en los que se crean condiciones propicias para que el aparato productivo crezca, para que la inversión florezca, lo cual no significa que el Estado deba apartarse y dejarlos absolutamente libres.
Irnos al extremo de que todos los medios de producción deben estar en manos del Estado es un fracaso, igual como es un fracaso irse al extremo de que sea el mercado quien determine quien subsiste y quién no. Debe trabajarse con la participación de todos los actores.
-¿Cuáles deberían ser entonces los límites y alcances del Estado para estimular la inversión? Le toca determinar las reglas del juego, las leyes. Obviamente tomando en consideración la opinión de todas las personas.
-Pero leyes no han faltado...
Pero no es cualquier ley, sino las que deben ser: que creen el ambiente propicio para que cada miembro de la sociedad cumpla su papel. Tiene que establecer el marco de referencia donde se va a desarrollar el proceso y donde cada quien tenga el ambiente idóneo para trabajar.
Debe hacer que esas reglas sean de carácter coherente, creíbles y permanentes en el tiempo. Tiene que hacer que los actores que incumplan esas normativas sean debidamente castigados, pero que quienes las cumplan tengan sus derechos asegurados. Eso implica independencia de los Poderes Públicos y un ambiente donde todo el mundo sienta que sus derechos están protegidos.
-Ahora, en materia de fijación de precios, ¿cuál sería la mejor política?
Es viable que haya normativas de precios por si hay un movimiento de carácter especulativo. El Estado tiene, por ejemplo, que prohibir el dumping.
-Uno de los argumentos que usa el Gobierno para fijar precios y justificar las intervenciones es el monopolio.
El Gobierno estatizó el cemento porque los productores se lo estaban llevando. Eso es mentira y te lo puedo garantizar yo que estaba en la junta directiva de una de las empresas.
De las tres compañías, una sola estaba haciendo exportaciones marginales, que era Cemex. Las otras dos no estaban exportando ni una tonelada de cemento. Entre otras cosas, porque por cada tonelada que exportaban perdían. Pero entonces el Gobierno dijo que había que expropiarlas porque estaban mandando cemento para afuera.
Aquí no había escasez de cemento. Lo que había eran problemas de distribución. Los productores elaboran, pero lo que pase de ahí en adelante es otra cosa.
Ahí pueden haber prácticas indebidas que pueden controlarse.
-¿El problema es con el nivel terciario?
Puede ser que allí haya problemas o que los haya en el sector productivo. La competencia que había entre las compañías cementeras era tremenda. No puedes tomar una serie de medidas basadas en falsedades. Tampoco puedes pretender que tres empresas productoras se cartelicen. Al Estado le toca evitar esas situaciones y fijar reglas. Ese es su papel.
-¿Hay en Venezuela áreas en las que las características del sector definan monopolios?
Este es un mercado pequeño donde tienden a haber duopolios o pocos productores. No es común el monopolio. Hay grandes productores de alimentos como Polar o Cargill.
-El Gobierno los asume a ambos como monopolios...
Monopolio es un productor exclusivamente. Aquí tradicionalmente lo que ha habido son oligopolios. Las cafetaleras, por ejemplo, no tienen monopolios.
Eso es oligopolio porque hay cuatro o cinco productores.
De lo que tiene que asegurarse el Gobierno es de que no acaparen, que compitan, que hagan su trabajo. Ahora, si estableces un precio artificialmente bajo, pero al otro lado de la frontera el precio es más del doble, es el Estado quien tiene que hacer que no haya contrabando. Pero resulta que es el primero que se corrompe. ¿Quién crees tú que pasa la gasolina a Colombia? ¿Crees que son solo los privados? Si creas unas condiciones inviables, vas a tener corrupción. Esas son las distorsiones que el Estado tiene que asegurarse que no existan.
Siempre he dicho que un Gobierno puede violar reglas económicas básicas por un tiempo, pero no por siempre.
-Ahora, el Estado podría demostrar el crecimiento con tierras productivas, con leyes justas para la población que tiene acceso a nuevas cosas y con intervenciones a empresas que contrabandean...
Pues que lo demuestre. Llevamos 10 años esperando. Que demuestre que vamos camino a la autosuficiencia con el descenso de las cifras de importaciones. Si eso es así, le diré que tiene la razón.
Entrevista al Prof. Pedro Palma en el diario El Mundo
10 de agosto de 2009
http://www.contextotmt.net/base/iesa/index.php?option=com_content&svt_date=2009-08-10&task=view&id=1907
No hay comentarios:
Publicar un comentario