lunes, 23 de noviembre de 2009

Inflación 2009- 2010

Durante los años de la bonanza petrolera la inflación fue elevada debido al crecimiento desproporcionado del consumo privado, el cual aumentaba más intensamente que la producción interna. Pero durante los últimos meses la situación ha sido muy diferente, ya que el consumo, lejos de seguir creciendo, se está contrayendo debido a la menor capacidad de compra de los consumidores. De allí que sea válido preguntarnos cuáles son entonces las causas que siguen generando la alta inflación que padecemos.

El reciente aumento sostenido e intenso de los precios se debe fundamentalmente a dos factores, el aumento de los costos de producción y la limitada capacidad del aparato productivo local para incrementar la oferta. Es decir, hemos pasado de una inflación por empuje de demanda a otra por presión de costos y por problemas estructurales. Los menores ingresos de divisas debido a los precios petroleros más bajos y a los mermados volúmenes de exportación han obligado al Gobierno a restringir el acceso a los dólares preferenciales, lo cual ha hecho que muchas de las importaciones que antes se hacían con divisas subsidiadas ahora se hagan con dólares muchos más costosos, que se adquieren al tipo de cambio de permuta. Esto ha implicado una devaluación de hecho, aun cuando no se haya modificado la tasa oficial, vigente desde hace más de cuatro años y medio, ya que el tipo de cambio promedio al que se han hecho las importaciones de este año es muy superior al del año pasado, cuando las abundantes aprobaciones de Cadivi permitieron que muchas de las compras foráneas se hicieran a bajo costo.

Otro factor inflacionario es la fijación de precios con base en los costos esperados de reposición, ya que cuanto mayor sea la incertidumbre acerca de las posibilidades de seguir teniendo acceso a dólares preferenciales, los productores, comerciantes e importadores elevan sus precios para asegurarse de que cuando tengan que reponer sus insumos o productos importados contarán con los bolívares suficientes para seguir comprando moneda extranjera, pero a un precio mucho mayor.

Adicionalmente, el constante hostigamiento gubernamental al aparato productivo privado a través de expropiaciones, intervenciones, penalizaciones y controles de todo tipo, combinado con la pérdida de competitividad debido a la elevadísima sobrevaluación de la moneda, han mermado la capacidad de respuesta de las unidades de producción, lo que crea limitaciones de oferta de bienes y servicios, deficiencia estructural que también contribuye al aumento de los precios.

Todo indica que estos problemas continuarán presentes durante 2010, año en el cual puede materializarse una inflación aún más alta. Ello puede deberse a los mayores costos de producción por el deterioro de los servicios de electricidad y agua, a la eventual aplicación de la nueva Ley del Trabajo y al incremento que podrían experimentar algunos impuestos indirectos. Adicionalmente, si con el afán de generar votos favorables en las elecciones parlamentarias del próximo septiembre el Gobierno obliga de nuevo al BCV a transferir abundantes reservas internacionales al Fonden, y a financiar gasto público a través de la creación masiva de dinero inorgánico, el problema podría verse acentuado.

Ojalá se tome conciencia de los factores inflacionarios que nos aquejan y se actúe con decisión para corregirlos. De lo contrario, seguiremos sufriendo los devastadores y empobrecedores efectos de ese flagelo.

Artículo de opinión
Lunes, 23 de noviembre de 2009
www.el-nacional.com

No hay comentarios: