Mucho se ha dicho sobre el desempeño macroeconómico esperado para el 2010. Sin embargo, las visiones globales suelen quedarse cortas frente a lo concreto. Sabemos que los promedios son engañosos y ocultan los detalles, las sinuosidades y el relieve. Tenemos que vivir con ellos, pero también cargar la lupa o el microscopio.
Desde el punto de vista macro, hay ciertas coincidencias sobre el año próximo: nadie duda que todos los huevos están en la canasta de los precios del petróleo y que las elecciones legislativas son un condicionante insoslayable. Si el precio de la cesta petrolera venezolana se mantuviese alrededor de 75 dólares por barril y el Gobierno estimula la economía con combustible monetario, entonces la economía puede crecer entre 0,5% y 1,5% y la inflación sería similar al registro de 2008 (30% 32%).
Pero, ¿qué ocurrirá en los sectores que componen la economía venezolana? El análisis sectorial debe tomar en cuenta factores como la sensibilidad del consumo sectorial a las variaciones del ingreso familiar, las rigideces o dificultades para que la oferta industrial pueda atender su demanda, la dependencia del tema cambiario y los riesgos regulatorios específicos, entre otros. Luego observamos los principales sectores e intentamos encontrar patrones.
Un primer intento de clasificación apuntaría a distinguir entre sectores robustos y vulnerables.
Por ejemplo, en un escenario de crecimiento moderado, sectores robustos de la economía venezolana son telecomunicaciones, cuidado personal y comercio. Estos sectores son positivamente sensibles al crecimiento del ingreso familiar del venezolano y los riesgos regulatorios los afectarían poco, al menos en el corto plazo. Telecomunicaciones es la industria con mejor desempeño en los últimos 20 años, con alto crecimiento y baja inflación sectorial. Aunque es un sector estratégico, hay espacio para la actividad privada orientada a servicios de valor agregado para los usuarios. El cuidado personal es un refugio del venezolano promedio y este sector ha mostrado ser poco sensible a las contracciones de la economía y muy sensible a las expansiones. Finalmente, el comercio es el gran ganador en un esquema que favorece a las importaciones y golpea la producción industrial. En particular, el circuito comercial de las importaciones es un sector ganador.
Sectores vulnerables serían, por ejemplo, la industria automotriz, la banca, y la industria farmacéutica. Sus principales amenazas son de origen regulatorio, y están basadas tanto en la concepción político-ideológica dominante, como en las señales concretas que se han emitido en los últimos días. La industria automotriz está amenazada por limitaciones de divisas, licencias o cupos de importación que solo permiten importar lo que el Gobierno decida y por los problemas sindicales. La banca, es presa de amenazas de competencia gubernamental, de asignación forzada de gavetas orientadas a sectores específicos, de control de tasas de interés y de obligaciones de adquirir deuda pública, en un escenario de endeudamiento público creciente. Si bien puede capturar oportunidades, cada vez tendrá una mayor camisa de fuerza.
Finalmente tenemos a la industria farmacéutica: hay amenazas contra las patentes de medicamentos, mayor competencia proveniente del sector público, controles de precios y posibilidades de expropiación de laboratorios. Ya hemos escuchado varias veces al ministro de Comercio decir que la salud no puede ser una mercancía y que la búsqueda de lucro es incompatible con la provisión de salud. Al final, estas son solo hipótesis que lanzamos al ruedo y que como siempre están expuestas a ser refutadas por mejores argumentos y por la inclemencia de los hechos.
Artículo de opinión
El Mundo Economía&Negocios
Miércoles, 04 de noviembre 2009
www.elmundo.com.ve
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