viernes, 6 de noviembre de 2009

Miguel Ángel Santos \\ Compra primero y pregunta después


El mercado no coge línea, no funciona por decreto, no está sujeto a control

Una vez culminada la emisión de deuda, la cotización del dólar paralelo recuperó su nivel anterior. Hay que recordar que las operaciones de deuda pública no se hacen con propósitos de absorción, sino de financiamiento. El resultado final no será una reducción de la cantidad de dinero, sino un cambio de bolsillo: Los bolívares pasan de las cuentas de quienes adquieren los títulos, a las cuentas del Gobierno, y de ahí entran de nuevo en circulación. Existe, claro está, un efecto de reducción temporal de la liquidez (en la semana de liquidación de los bonos cayó 8%), pero una vez que el Gobierno empieza a girar contra esos fondos el circulante se restablece (desde entonces, la liquidez ha crecido 2% en dos semanas). Nos ha quedado la deuda del lado de los pasivos y el polvo que levantaron los fondos en su breve estadía en el lado de los activos.

En toda emisión hay que declarar de forma abierta cuál será el destino de los fondos (use of proceeds). Yo no he llegado a ver el prospecto de estas últimas, pero uno bien se podría imaginar que el uso declarado de fondos es: "Los dólares que se levanten en esta emisión le darán la oportunidad a quienes están desesperados por adquirir divisas de hacerlo a una tasa más baja". Si a ver vamos, no hay nada en el proceso que aumente nuestra capacidad de pago. No hay una inversión, que a su vez genere unos flujos que en el futuro sirvan para cancelar los compromisos adquiridos. No, aquí lo que se está haciendo es emitir deuda para financiar gasto, reducir las cuentas por pagar de Pdvsa, y saciar al mercado paralelo. En lugar de dejar de perseguir a quienes producen y de esforzarse por generar incentivos que restablezcan la demanda de bolívares, el Gobierno se afana en endeudarse para ofrecerle dólares baratos a todos los que quieren salir de bolívares.

Merentes y compañía siguen girando deuda contra un stock de activos que permanece fijo, y que aún a ratos se deteriora por la falta de inversión. Siendo así, por más "manejable" que sea el nivel de deuda, la percepción de riesgo no puede sino crecer.

Los miembros del gabinete continúan declarando su intención de bajar el paralelo: ¡Viene otra emisión! ¡Aguanten esos bolívares! Ajá, ¿y después? Si la liquidez va a regresar a su nivel anterior, la incertidumbre sigue siendo la misma, y las pérdidas de quienes mantengan bolívares siguen creciendo, ¿por qué iba a bajar el paralelo? El mercado no coge línea, no funciona por decreto, no está sujeto a control, ni tiene el Estado el monopolio de la publicación de sus estadísticas. Escapa a la forma tradicional de hacer política de la revolución.

De allí la desesperación y los desatinos. Ahora han aprobado una nueva ley para trasladar semestralmente reservas del BCV hacia fondos discrecionales en el exterior. La estrecha correlación que existe entre la relación liquidez a reservas y la cotización del dólar paralelo, deja constancia de que el mercado no considera esos fondos parafiscales como reservas. Hasta ayer, la relación liquidez a reservas se encontraba alrededor de 6,78. A la política del Gobierno de endéudate primero y pregunta después, el mercado le ha respondido con una de compra dólares primero, y averigua después.

Artículo de opinión
El Universal, 06 de noviembre de 2009
www.eluniversal.com

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