jueves, 12 de noviembre de 2009

Ramón Piñango \\ Certidumbre o incertidumbre

Para los estrategas de cualquier tipo --militares, políticos, de negocios, del desarrollo económico o de lo que sea-es fundamental poder anticipar algo, saber dónde se está parado. Por eso aborrecen la incertidumbre. Tanto la aborrecen que hasta llegan a inventar la certidumbre. Pero el hambre de certeza los puede hacer creer que actúan con base en sólida información cuando no es verdad.

De esta manera se cuecen los dramas o tragedias militares, políticas, económicas o de cualquier otro tipo. En estos tiempos difíciles que vivimos en Venezuela fácilmente podemos caer en la trampa de tratar meros pareceres como si fueran diagnósticos certeros o simples pálpitos como predicciones infalibles. ¿Qué parece ser cierto y qué es incierto en la complicada Venezuela de hoy? Como ciertas podemos tratar muchas cosas importantes.

Mencionemos algunas: la inflación que golpea especialmente a los sectores de menos ingresos, la grave y creciente inseguridad personal, el empeoramiento de servicios básicos como el suministro de agua y luz, la crisis en el sector salud, el deterioro del signo monetario, la intervención del aparato productivo, la excesiva centralización, la incapacidad gubernamental para instrumentar sus propias decisiones, el culto a la personalidad del Presidente, el férreo control presidencial de todos los poderes --incluido el CNE--, la cada vez más aguda conflictividad laboral, la protesta pública, la caída en la producción petrolera, la presencia cubana, la todavía alta popularidad de Hugo Chávez que no se traduce en la preferencia a votar por él, la tendencia hacia la abstención electoral, los enfrentamientos dentro del chavismo, la belicosidad contra Colombia, el intervencionismo en otros países, la reestructuración de la Fuerza Armada para imponerle las milicias, la mutilación de las funciones y recursos de alcaldías y gobernaciones en manos de la oposición, la existencia de exiliados y presos políticos, la penalización de la protesta, los ataques a la propiedad privada, el cierre de estaciones de televisión y de radio...

En el mundo de la incertidumbre se encuentran asuntos que nos dan vuelta en el cerebro como: la ruptura de relaciones con Colombia, el desplazamiento de los gobernadores de los estados Táchira y Zulia de sus cargos, la realización de elecciones parlamentarias el próximo año, una seria convulsión en la Fuerza Armada, cambios ministeriales para gobernar con quienes son de absoluta lealtad al Presidente, una protesta social masiva tipo Caracazo, el triunfo de la oposición en las elecciones parlamentarias o la aceptación del triunfo si éste ocurre, la división del PSUV, la intervención de las universidades autónomas por el Gobierno, el colapso de la popularidad de Chávez, la evidencia pública y notoria de la presencia del narcotráfico en la política venezolana, la elaboración por parte de la oposición de una propuesta que atraiga al electorado y compita con la del régimen...

Las cosas ciertas están allí y su existencia difícilmente puede ser cuestionada. Podemos discutir cómo explicarlas o qué hacer a partir de la realidad que conforman. Pero están allí. Reconocerlas es condición necesaria para actuar con eficacia, con los pies en la tierra. Tal reconocimiento es un elemento crítico del buen político, pero del genio político es propio saber leer la tendencias, escudriñar con acierto en el mundo de lo incierto. Ese genio ve posibilidades pero no se enamora y mucho menos se casa con una de ellas. Por eso no apuesta a un solo número. Siempre va al rojo, al negro de varios números, muy pocas veces, si alguna, coloca todas sus fichas en un solo número, a menos que se engañe creyendo que tiene el don de la videncia

Artículo de opinión de Ramón Piñango
El Nacional, 12 de noviembre de 2009
www.el-nacional.com

No hay comentarios: