jueves, 19 de noviembre de 2009

José Mayora \\ Piñero no me vas a sacar del tema

Después de participar en una incuestionable demostración de escuálido compromiso socialista y de desapego bolivariano, el líder del proceso dio una rueda de prensa en la cual trató de dar mayor relevancia a la gesta de participación habida ese día, un paso más hacia la sociedad socialista como meta revolucionaria. No contaba el comandante presidente con la presencia de un joven periodista de Televen apellidado Piñero, quien tuvo el atrevimiento de preguntar sobre las medidas del gobierno para enfrentar la inseguridad.

La incomodidad del líder y su destemplada respuesta, fue acompañada con la sonrisa babosa de los incondicionales, Diosdado Cabello y Jorge Rodríguez. El líder no reparó en la brillante oportunidad que le brindaba Piñerito de rescatar una audiencia electoral que se desvanece sin prisa pero sin pausa. Imagínense por un momento los lectores, que el comandante le hubiese dedicado tiempo para decir todo lo que han hecho, todo lo que han logrado y todo lo que falta por hacer en esta materia, recuento que a su vez, se hubiese podido enmarcar en una especie de decreto de guerra a muerte a la delincuencia con el mismo furor con que se lo decreta a la "indigna oposición" (palabras textuales del presidente).

Eludiendo la respuesta, el líder escogió un camino por donde lamentablemente no ha transitado la revolución, esgrimiendo un discurso que cansa y adormece por su exagerado y frecuente uso como por la monotonía en su cadencia: la causa de la inseguridad Piñero, es el modelo capitalista de organización social. ¡Pero hay solución: la sociedad socialista! Es decir, que mientras existan vestigios de capitalismo, no habrá manera de enfrentar la inseguridad.

A Piñero no le contestaron no sólo por la dificultad de una respuesta en este tema, sino porque el líder no soporta la crítica. Piñero hizo lo que cualquier periodista en su sano juicio haría, indagar acerca de un déficit de este gobierno (uno más). Pero el líder no lo interpretó así, más bien pensó que Piñero era un enviado de la contrarrevolución y como tal no se le podía responder. Además, y más grave aún, el líder tampoco tenía nada que decir sobre el espinoso tema.

Hay que ponerse en las botas del comandante para entender que el momento por el cual atraviesa no es fácil, es como una encrucijada sin salida: las luces que no prenden y el agua que no moja; la impopularidad de una guerra sin soldados; la incapacidad de un equipo de gobierno seleccionado para que no se destaque; la imposibilidad de acabar con el capitalismo; la empinada cuesta en que se le ha transformado la consolidación de la sociedad socialista; la prusiana maquinaria del PSUV que movilizó escasamente una tercera parte de las expectativas; su irritante y egocéntrica personalidad; y, por si fuera poco, Piñero con su incómoda pregunta: ¿no es lo anterior motivo suficiente para encolerizarlo?

Si después de 10 años no hay respuesta a los problemas populares; si después de 10 años la única respuesta es la eliminación, sin matices, del modelo capitalista, para el 2019 el proceso tendrá que prescindir de los Piñeros que formulen preguntas incómodas, indicador evidente del arribo al olimpo socialista.

Por eso creo que necesitamos más Piñeros para que hagan las preguntas que incomoden a unos y pongan a reflexionar a otros, en la búsqueda de un camino para la verdadera reconquista popular de los poderes públicos, en un marco democrático. Este sueño será realidad cuando logremos el primer paso: la Asamblea Nacional.

Artículo de opinión
Jueves, 19 de noviembre de 2009
www.eluniversal.com

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