viernes, 11 de septiembre de 2009

Fernando Branger \\ No la regalen

La semana pasada, en este mismo diario, Luis Pedro España argumentaba que tal vez uno de los subsidios más perversos era el que se aplicaba a la gasolina, debido a lo regresivo del mismo.Esta es una verdad que el propio Gobierno reconoce. Sin embargo, no es solo la gasolina la que está subsidiada a niveles estrafalarios, es toda la energía en Venezuela.

El sistema eléctrico venezolano está pasando por un momento de "alta tensión". Los apagones se han hecho más frecuentes, lo cual es prueba de que algo no está funcionando bien.Uno de los problemas recientes que enfrenta el sector es el estímulo a la demanda, la cual ha crecido a un ritmo mucho más rápido que lo que fue su promedio histórico.Eso tiene evidentemente implicaciones para el diseño del sistema. El jueves pasado hubo otro apagón y entre los argumentos que se mencionaron como causantes del mismo está el incremento de la demanda eléctrica en 5% anual, ello a pesar de la caída del PIB manufacturero y comercial ¿Cómo es posible que con la economía en contracción, el consumo eléctrico se incremente a una tasa de casi el doble de lo que ha sido su comportamiento histórico?

Una explicación es que el precio que pagamos por la luz es muy bajo y se ha hecho aún más barato, en comparación a otros bienes y servicios, al estar congelada la tarifa desde el año 2003.La sustitución de bombillos incandescentes por bombillos ahorradores supuso una importante reducción en el consumo eléctrico, tanto que nos ahorramos la instalación de una planta de 100Mw para ese año.Pero lo que hacemos con las manos lo deshacemos con los pies. El estímulo a la demanda ha ido más allá de las capacidades reales del sistema y eso lo pagamos hoy con apagones.

Durante los últimos 10 años la industria eléctrica ha pasado por tres esquemas diferentes de regulación, desde uno muy liberal donde se buscaba la existencia de competidores y mercado, hasta el actual donde sólo el Estado puede ser el generador y proveedor de la luz.Evidentemente eso tiene un costo, debido a la incapacidad propia de la industria eléctrica de adaptarse rápidamente a los cambios.Cualquier inversión grande en este sector tarda al menos cinco años en concretarse, por lo que el marco regulatorio debe estar definido de manera de dar señales claras de largo plazo.El mundo busca ser más eficiente en el consumo de energía, no sólo porque el costo de la energía es mayor, sino porque también busca resolver el impacto que tiene sobre el medio ambiente.

Así vemos cómo hay regulaciones que escalan las tarifas de energía, de acuerdo con la hora del día en que se compran. Por ejemplo, el apagón del jueves ocurrió alrededor de la 1 de la tarde, probablemente a la hora de mayor calor, cuando todos teníamos los aires acondicionados a millón. Esa demanda es una demanda pico y para abastecerla hay que tener capacidad instalada que solo se utiliza para el pico y que resulta costosa.A las 2:00 de la mañana la demanda baja sustancialmente, por lo que queda capacidad instalada disponible.Si la tarifa de la una de la tarde es más cara que la de las dos de la mañana, la gente buscará realizar, por ejemplo, el secado de la ropa a las 2:00 de la mañana.Esto es solo un ejemplo de cómo las tarifas nos pueden ayudar a que el sistema eléctrico sea más eficiente.

Adecuar los precios de la energía a su verdadero costo de operación incentiva a que la gente apague los artefactos eléctricos cuando no los está usando, lo cual estimula el ahorro y el uso eficiente de energía.Sólo el aumento de los precios no va a resolver el problema eléctrico. Hay que invertir en transmisión para hacerla redundante, hay que aumentar la capacidad instalada para sostener el desarrollo creciente del país, hay que invertir en gas para tener energía primaria para generar electricidad, hay que cobrar a tiempo la factura en particular los entes del Estado, en fin hay una serie de otros factores que se deben resolver también. Pero regalando la energía no es como vamos a ayudar a resolverlos.

Artículo de opinión
11 de septiembre de 2009
www.elmundo.com.ve

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