Se trata de entender cómo está constituido el nuevo desorden mundial.
Otro así? Bueno, de acuerdo con los cálculos de los expertos, los estimados son que no sería antes de un intervalo de mil años. Ni una coma, ni tan siquiera un número impar, que diera la impresión de que allí se había hecho un cálculo, de que aunque fuese en la parte de atrás de un sobre destinado a la correspondencia de la Misión Negra Hipólita, alguien se había tomado la molestia de hacer un cálculo que le sirviera de fundamento.
Lo impensable, que ocurriera otro temblor en esa magnitud, ya ocurrió. Unos minutos después del temblor, las pantallas de nuestros canales de televisión mostraban imágenes de esas que en inglés se llaman disturbing, y que viene a ser algo así como perturbadoras, aunque esa palabra no sea tan común en español como aquella en inglés. En Globovisión, un tipo tratando de abrirse paso en medio de la calle, el agua hasta el cuello, y por detrás de él los carros anegados de agua, algunos flotando ya libremente. En VTV, una joven corresponsal con una suerte de poncho, cuya propia apariencia ya delataba algo de percance, con una sonrisa de yeso, mostrándole al país que todo estaba completamente normal, véase como fluyen los carros en esta arteria vial de la capital (vaya usted a saber cuál); y denunciando la actitud de algunos "medios opositores", tratando de crear un clima de inestabilidad y zozobra a través de la transmisión de imágenes de archivo.Ese es el país de estos días.
La verdad como tal, no existe. Sin querer caer en resbaladizos y esquivos argumentos kantianos, ya ni tan si quiera vamos a ser capaces de conocer las consecuencias de un movimiento sísmico. Ahora lo único impensable es que lo que uno está viendo en las pantallas sea lo que en realidad está ocurriendo.Joshua Cooper Ramo ha escrito un libro que se llama La era de lo impensable: ¿Por qué el nuevo desorden mundial continúa sorprendiéndonos y qué podemos hacer al respecto? Se trata precisamente de entender cómo está constituido el nuevo desorden mundial, y cómo podemos hacer para sobrevivir en ese entorno. Y que conste, Cooper Ramo jamás llegó a hablar con Jesse Chacón, jamás ha visto a las vacas que se trajeron de Argentina hundirse en las costas de Puerto Cabello y aparecer meses después flotando muertas en las playas de Chichiriviche, ni tampoco ha asistido a una conferencia de Lina Ron en UPV.
El habla de que lo impensable ocurre, y qué hacemos, y nosotros aquí hablamos de no tener idea de lo que ocurre.El libro tiene bastante más éxito describiendo que prescribiendo. Sin embargo, sus tres sugerencias bien vale la pena el esfuerzo de la lectura. Prestar más atención al contexto en el que ocurren las cosas, que a las cosas en sí mismas. Desarrollar la resiliencia, la capacidad de recibir y acomodar golpes. Eso, por ejemplo, es lo que han venido haciendo un grupo de emigrantes españoles en Valencia, armando una cooperativa para responder a secuestros, en donde cada uno guarda cierta cantidad de bolívares fuertes en efectivo, y los pone a la disposición de los demás cuando les secuestran un ser querido. Y por último, aprovechar la enorme capacidad que la tecnología de hoy le da a un hombre sólo, de hacer una diferencia. Para bien o para mal.
Artículo de opinión
Viernes, 18 de septiembre de 2009
http://www.miguelangelsantos.blogspot.com/
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